domingo, 12 de noviembre de 2017

Noviembre, Domingo, Ocaso

Un sol perezoso de invierno con ganas de ocultarse ha abandonado el escenario, lentamente las farolas de luz anaranjada van ocupando su lugar, pequeños soles de artificio de luz lenta y fría.
    Los rótulos luminosos de las tiendas relucen bajo la luz aún mortecina, reclamando clientes para mañana, hoy es domingo; algunas cafeterías llenan de luz la calle con sus terrazas los viandantes acuden a ellas como polillas a la luz.
    Es domingo y son más de las seis, el momento en que el fin de semana empieza a morir, las sensaciones de lo que hubieras querido hacer y no has hecho se apelotonan.
    Unas decenas de personas apuran, bajo las luces léd de la terracita en la que escribo estas líneas, sus últimas horas de asueto; en breve volverá la rutina de la semana; preparar el almuerzo del día siguiente, dejar todo listo para el desayuno, la cafetera preparada, la búsqueda nerviosa de lo que hay que llevarse.
    Estas son las horas en que el fin de semana se quita el vestido de faralaes, cuelga la mochila, la tabla de surf o la bicicleta de montaña y se viste con el traje gris de la melancolía. Repasas lo que has hecho con tu vida las pasadas treinta y seis horas, que has dejado por hacer y empiezas a pensar en el fatídico lúnes que llega ¿y cuando vuelve a haber una fiesta o un puente? Nada hasta Diciembre, mentalmente sueltas un taco y a continuación te engañas a ti mismo; bueno, no falta tanto para Navidad.
   Lío un cigarrillo, maldito vicio, y le doy un sorbo al café con leche que me ha servido una sonrisa de ojos negro noche, dejo volar la imaginación hacia la figura que emborronará el próximo lienzo, sopeso las opciones para representarla ¿acrílico, óleo, acuarela?....acrílico , pero ¿espátula o pincel? Decididamente espátula, será impresionismo...a mi manera. Nubes de surrealismo cruzan por mi mente, jamás deberían haber exhumado el cuerpo del genio de Figueras, Dalí lo llena todo de visiones fantasmales y mundos paralelos desde entonces.
    Apuro el cigarrillo y finiquito el café con leche, miro a mi alrededor a la gente que saborea lo mejor que puede las últimas horas de este domingo de noviembre.
    Decididamente no hay queja, ha sido un buen fin de semana.

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