domingo, 15 de octubre de 2017

Negro profundo.

 Veo ante mi el desfile de luces alargadas, de repente un frio glacial lo llena todo, ruido de gente azul y verde; una sonrisa asoma, se presenta , intenta dar algo de calidez. Cambiar de cama, soledad cubierta por una sábana, la sonrisa dice "respira hondo, relajate" ... el mundo se apaga y el tiempo queda suspendido en una inhalación, cortada la línea de la consciencia, caída al infinito, sin posibilidad de lucha, sabes que no puedes vencer y te abandonas.

 Vuelves a la realidad lentamente, con el arrullo de pitidos acompasados, notas el oxígeno en tus pulmones, sensación de sueño inacabado, te rindes.

 Otra sonrisa desconocida te saluda y te da la bienvenida, el viaje ha sido corto y a la vez,eterno; "todo ha ido bien" resume, en un rato volverás con los tuyos. A mi alrededor viajeros aún perdidos intentan encontrar el camino, no les envidio, consciencia reconectada, extraños olores de hospital.

   Dos horas sobre un negro profundo, tiempo robado a los sentidos.

Vuelvo al desfile de luciérnagas enormes y alargadas, posadas en el techo, puertas metálicas y ,al fin, luz de sol. Una sonrisa , esta conocida y amada,  se inclina sobre mi, vuelve la realidad total.

Una voz proclama "43 pulsaciones, ritmo constante, tensión arterial correcta, temperatura corporal ..." al rato una bata blanca sentencia "no hemos podido terminar, hay que volver a intervenir, repetiremos el proceso" .  Asientes, que remedio, y en tu interior desesperas.

Buscas en la memoria los ecos del Ave Maria de Schubert y agradeces a las voces de colores, a las sonrisas desconocidas, a la bata blanca, que te hayan devuelto del más profundo negro junto a las personas que amas.

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