domingo, 29 de octubre de 2017

Espejismo efímero.

 No me gusta escribir sobre política, pero la situación lo merece aunque sea solo como reflexión interna.

De espejismo tengo que etiquetar la República catalana recién declarada, de efímera por cuanto tengo la sensación de que el tiempo que la verá vivir será así, efímero.
Dejando aparte las emociones y usando sólo la parte racional se me antoja que un nuevo estado independiente tiene poco futuro si no es reconocido por toda la comunidad internacional, si el estado del que hasta ahora dependía no le permite la libertad, si no tiene la fuerza suficiente (y no hablo de la moral) para mantenerla a pesar de los pesares.
Cuando miro hacia atrás veo una Constitución española nacida encorsetada por los poderes fácticos del momento (militar, económico, eclesiástico, el viejo regimen), esa Carta Magna no podía ser todo lo abierta que debería, había que pagar el peaje hacia un futuro mejor recortando aspiraciones de unos y otros para no provocar una continuación de la dictadura hasta entonces vigente. Prueba de ello son la reinstauración de una monarquía innecesaria, del ahora tan cacareado artículo 155, ...
Tras cuarenta años de existencia esa primera constitución debería haber sido revisada al dejar el siglo XX atrás y mirar al futuro, el inmovilismo frente al futuro, el miedo al cambio liderado por un partido ,o unos, que viven del miedo a cambiar lo han impedido. Seguimos en la senda de la antigua frase "una unidad de destino en el infinito", la que no permite ir más allá de las autonomías del "café para todos".
En el momento de su creación ese "estado de las autonomías" posiblemente tenía una razón de ser, la de intentar ir igualando en productividad, eficiencia y riqueza a todas ellas con unas dando más de lo que recibirían y otras recibiendo más de lo daban; sin embargo cuando miramos la realidad actual resulta que salvo honrosas excepciones los que eran deficitarios siguen siéndolo y los que tiran del carro son los mismos que lo hacían, así Cataluña, Madrid, Andalucia y el País Vasco son los que más aportan, aunque también habría que ver en que se traduce la aportación en cuanto al número de habitantes de cada una de ellas.

Si miramos luego el endeudamiento por comunidades resulta que Cataluña también es una de las más endeudadas ¿Cómo siendo una de las lideres en ingresos al PIB se puede tener deficit? Fácil, el estado devuelve menos de lo que debería; seamos consecuentes, si tu realizas un trabajo por el que ingresas X miles no te gustaría que te dijeran...le resto a Vd. 1/3 porque el vecino del tercero no llega a fin de mes...quizá lo entenderías la primera vez, se le llama solidaridad, pero a 40 años recibiendo el mismo trato ya no se le llama solidaridad, tiene otro adjetivo.

Resulta de lo más llamativo que precisamente los representantes de esas comunidades, que siguen agarradas a las ubres del estado, sean las que más han despotricado de la intencionalidad de autogobierno de aquella que aporta un 19% de los ingresos del Estado ¿realmente les interesa España o sólo es una cuestión de dinero?  ¿será por eso que no interesa un Estado Español Federal?

En cuanto al fracaso de la política, frase repetida mil veces estos días, no nos engañemos la política no fracasa, fracasan los políticos y aquí han fracasado todos ellos. El PDCat, ERC y la CUP por vender ilusión, la ilusión de un sueño que en el actual marco solo es alcanzable durante un breve instante en el tiempo. Los partidos constitucionalistas , empezando por el PP y Ciudadanos (esos que nacieron llamándose Ciutadans), los primeros por su inmovilismo típico del más rancio conservadurismo, los segundos por su electoralismo reclamando la aplicación de un artículo que puede y hará más daño que bien a la Cataluña que tanto dicen que aman; el PSOE/PSC ha dado la imagen de lo que es, una muñeca rota a la deriva de los vientos que más soplan.

Lo peor de todo esto es que no son ellos quienes pagarán los platos rotos, ni el Sr. Puigdemont , ni el Sr. Junqueras, ni el Sr. Rajoy, ni el Sr. Pedro Sánchez, ni el Sr. Albiol o el Sr. Rivera, ni la Srta. Ana Gabriel .... no, la vajilla nueva, como siempre, la pagará el pueblo y dará igual que sean o no independentistas; los políticos han conseguido que el nivel de frustración y hastío de todos los catalanes, y de los españoles en general, alcance niveles sin parangón en la historia reciente, diría que sólo Fernando VII consiguió algo similar...y lo que queda.

¿Merece la pena una semana de alegría a cambio de una década de tristeza? ¿Ha usado el Gobierno a Cataluña como usaron los militares argentinos las Maldivas? ¿Puede un Gobierno que se llama constitucionalista saltarse o manipular la Ley de manera impune? ¿No hubiera sido más inteligente intentar una deriva hacia la forma federal, que permite declarar estados dentro de la federación común (véase declaración de Lluís Companys)?

Son demasiadas dudas y por desgracia las respuestas no las conozco, las darán el tiempo y la Historia porque ambas cosas ponen a cada cual en su sitio.

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